viernes, 1 de mayo de 2009

Poema...


En llorar se convierten
en un dulce mirar,
cautivadores y sorprendientes
en la orilla del mar.
Admirables y cutivadores
descubrieron los rayos de luna
una noche hermosa
en los brazos de Facunda.
Con lágrimas y suspiros
y el color de miel
nos decían al mirarnos
tu amor lo he cautivado.

domingo, 22 de marzo de 2009

Sólo necio confunde valor con precio.

No seas necio y no confundas valor con precio. Ya decía, y bien decía Antonio Machado que “es de necios confundir valor y precio”. Hoy en día son muchos los que miden el mundo con billetes de euro. Parece que tu éxito lo miden los ceros de tu cuenta corriente, la calidad de tu vida es determinada por tu salario y la rentabilidad es un justificante de cualquier medio “estudié y trabajé mucho para que ahora no me falte nada”, dicen a los que les falta de todo menos dinero.
Las personas que marcan la diferencia en tu vida no son aquellas que poseen mucho dinero o gran prestigio, son aquellas que se preocupan por ti, que te cuidan, las que de muchas maneras están contigo, es decir, aquellas que han sido importantes en tu vida por algún motivo. No valemos más por el precio que nos colocamos en esta sociedad, por nuestro status, sino por lo que significamos y somos para los demás.
Los medios de comunicación, son una fábrica eficaz de creencias e ideologías. La televisión come las mentes y fotocopia personas, “cada uno es un mundo”.
El hecho de que una persona haya obtenido, por ejemplo, unas zapatillas de deporte por un valor de 200€ significa que son las mejores y no que te hayan tomado el pelo, sino que lo bueno caro, es dos veces bueno. Por tanto, lo que se da gratuitamente no tiene valor.
Por eso, la frase de Antonio Machado tiene un problema. La lógica de mercado pone precio a todo y te enseña que es el precio la medida exacta del valor. Las cualidades de algo o de alguien también se miden con dinero. Las cosas tienen el valor de lo que cuestan, y las personas, el valor de su salario.Pero es muy cierto que con el dinero no se puede comprar la felicidad. Y ésta frase es mía.

martes, 14 de octubre de 2008

LA SÍNDROME DE PERIS

Laura, Olga, Eva, Toni, Nando, y yo misma, Celia, somos un grupo de adolescentes algo curiosos y que a causa de ello, siempre terminamos con problemas.
Así pues, os voy a relatar nuestra aventura de este pasado fin de semana.
Era un sábado como cualquier otro, nuestro punto de encuentro era delante de la biblioteca, bajo el enorme roble a las diez en punto de la mañana.
Teníamos que hacer un trabajo de castellano y decidimos ir a la biblioteca del pueblo. Vimos salir a la Srta. Marga, que es la bibliotecaria. Parecía algo confusa:
-¡Marga! ¿Podemos entrar a la biblioteca?- le pregunté.
-Lo siento Celia, pero hoy estará cerrada todo el día por reformas. Iros a casa y ya nos veremos otro día.
Me giré hacia mis colegas y les dije:
-¿No os parece un poco raro que un sábado se hagan unas reformas en la biblioteca sin anunciarlo antes?
-¡Vaya! Ya estamos otra vez con tus indagaciones- dijo Toni.
-Sí sí… pero ya sabes que donde pongo el ojo…
-Además me he fijado que Marga estaba algo nerviosa. Se la veía preocupada. ¿Y por qué nos habrá dicho que nos vayamos para casa?- dijo Eva
-Bien, vosotros haced lo que queráis, pero yo no puedo irme sin investigar lo que pasa-contesté a todos ellos.
Así pues, nos fuimos todos por un callejón estrecho dónde había una ventana pequeñita que daba al despacho de Marga en la biblioteca.
Oímos una voz ruda, que decía:
-Queremos el programa de códigos de identificación de libros antiguos.
-Pero ya le he dicho que este programa es nuevo y todavía no lo tenemos- contestó Marga.
-Vamos a ver señorita, hoy estoy de muy mal humor-dijo un hombre con bigote negro y bizco –Así que entrégueme el programa o no me hago responsable de mis actos.
Entonces decidimos actuar todos juntos. Nos pintamos la cara de rojo y salimos a la parte interior de la biblioteca.
-Ay Marga, me parece que hemos cogido esta enfermedad tan extraña y contagiosa- dije yo.
-¿Quiénes son estos?-pregunto uno de bajito y gordo.
-Son mis primos- contestó Marga –Así que no se acerquen a ellos o se van a contagiar de la síndrome de Peris.
-¿El qué?- contestó el más gordo.
-Es una enfermedad que cuando estos granitos rojos se vuelven de color verde, la sangre no llega a la cabeza y entonces…- dijo Marga
Sin pensarlo un segundo salieron corriendo como el viento, y con la facha que hacían a la vuelta de la esquina los pilló la policía.
Así pues, es otra anécdota más para contar y una aventura para añadir a nuestro grupo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Mi infancia

Según un desarollo psicobiológico, se considera infancia a todas aquellas criaturas humanas que no hayan alcanzado la pubertad.
En realidad, para los padres, y según ellos mismos relatan, los hijos, cuando nacemos somos lo más importante del mundo, y además, que ya es mucha casualidad, los más guapos.
Así que mi infancia empezó un 23 de agosto y que recuerdo con mucho amor, cariño, afectividad y sobre todo mucha felicidad.
De hecho, es una etapa de la vida en que todos los niños deberían ser felices, aunque por desgracia y debido a la cultura, la sociedad, la economía u otras causas que no entraré en detalles, no sea así.
Pero en fin, mi niñez fue siempre alegre, divertida. Recuerdo cuando en verano, cargábamos el coche y nos íbamos unos días de cámping, pero sobre todo también me gustaban las reuniones familiares navideñas, con sus sorpresas y regalos. Esos ratos en casa de mis abuelos paternos al lado de la chimenea y sus kilómetros de pan tostado con ajo y aceite.
¡Bufff! Qué tiempos.
Todas las noches, bueno, la mayoría, y supongo que era porqué ya deberían estar cansados de mi presencia, mi madre me leía un cuento si iba pronto a la cama. Esto se llama chantaje.
Hasta aquí todo iba muy bien, yo era la reina de mi propia casa, pero el 28 de diciembre de 1999, fuí destronada, vino al mundo mi hermano pequeño.
No entendía porqué teníamos que llevarlo a nuestra casa. ¿No podía quedarse en el hospital? ¿Qué hacia un niño pequeño, feo y llorón en la habitación de papá y mamá?
Tardé un tiempo en entenderlo, porque todas las atenciones sólo eran para ese bebé, que no dejaba dormir a mi madre por las noches.
Supongo que este sentimiento, es un sentimiento de la edad, humano, los celos.
Pero con el tiempo, aprendes y entiendes, las cosas que te suceden en tu niñez y das valor a todas y cada una de ellas.

viernes, 11 de abril de 2008

Concurso literario "Sant Jordi". Narración.


EL CUADRO


Era un lunes por la mañana, cuando sonó el teléfono. Todavía estaba en la cama y pensé:
-¿Quién será un lunes a estas horas?- Cogí el teléfono.
-¿Diga?
-Oye Julia, hemos decidido irnos este fin de semana a Canfrán. De repente, los dos ojos se me abrieron como dos platillos voladores.
-¡Oh, no!- pensé.
-¿Qué te parece?- preguntó de nuevo mi cuñado al otro lado del teléfono.
-Pero…- dije yo.
-No hay peros que valgan, así que ya lo tenemos todo planeado, no hagas ningún plan para este fin de semana. Te dejo que tengo que arreglar el coche, te llamo el miércoles- y colgó el teléfono.
Me llamó Julia y hace menos de tres meses que me he independizado de mi familia, buena gente, pero algo paliza.
Lo que más me preocupa es que no dejan de estar pendientes de todo lo que hago. Y aún estoy más preocupada cuando mi cuñado quiere organizar algo por su cuenta.
Recuerdo el año pasado, cuando estábamos todos juntos en casa de mi hermana Beth, y en medio del comedor había un cuadro por colgar. Beth dijo:
-¿Qué vamos a hacer con este cuadro?
Y Diego, mi cuñado, siempre está dispuesto a llevar personalmente el peso de todo el trabajo, para luego cargarlo sobre las espaldas de los demás. Contestó:
-¡Oh! No te preocupes cariño, déjalo de mi cuenta, yo lo haré todo.
Entonces se quitaba la chaqueta y empezaba a dar órdenes a todos a todos los presentes de la casa.
-Juanito, hijo, vete al vecino para que te preste la Black & Decker y tú Beatriz busca un metro.
Y así progresivamente ponía en movimiento a toda la familia.
-Oye Carlos, busca un martillo.-Le decía al suegro (mi padre).-Y tu, María, tráeme una escalera. ¡Ah Julia, corre a casa del vecino y dile a Juanito que venga rápido y que traiga unos clavos.
-Y Cecília (mi madre y su suegra) ¿quieres hacer el favor de buscar un nivel?
Entonces cogía el cuadro, tomaba medida y lo marcaba en la pared. Cuando pedía la Black & Decker, ya había perdido la marca y enfadado, preguntaba:
-¿Dónde diablos está la marca?
Entonces, nosotros, conociéndole como era, nos hacíamos muecas insultantes y todos llegábamos a mostrar diferentes puntos de dónde estaba la marca del cuadro. Y él, muy enfurecido nos decía:
-No he visto inútiles más grandes en toda mi vida. ¿Es que nadie de vosotros es capaz de recordar dónde he marcado?
Y mi hermana Beth, muy sarcástica:
-La próxima vez que se te ocurra colgar un cuadro, mejor me avises para poder largarme unos días de vacaciones.
-¡Vaya! Es que las mujeres siempre os montáis un lio para nada.
Y volvía otra vez a pelearse con el cuadro. Al final lo colgaba, torcido y dejando varios agujeros en la pared, y satisfecho dijo:
-No entiendo por qué la gente contrata a un profesional para colgar un simple cuadro.
Y Beth, preguntándose qué había hecho para merecer esto.
Así que el miércoles, cuando volvió a llamar, se me ocurrió decirles:
-Lo siento, pero creo que no voy a poder venir porque tengo la gripe. Contesté con voz ronca.
-¡Vaya! No te preocupes, ahora voy a poner en marcha a toda la familia para venir a ayudarte en todo lo que haga falta, ya sabes que yo lo arreglo todo. Hasta luego, dijo mi cuñado.
-¡Oh no! pensé, me está bien empleado.
Así que, vinieron todos y como era de esperar, mi cuñado ordenó a todos ellos diferentes trabajos.
Muy a pesar mío, Diego se salió con la suya, y también tuve que ir de acampada, pero esto ya os lo contaré otro día. ¡Qué fuerte!

domingo, 16 de marzo de 2008

La tecnificación en nuestras vidas

La tecnificación es un concepto muy amplio, que trata sobre el uso de máquinas i técnicas, y como afecta la habilidad de las personas para controlar y adaptarse. Por eso, el conjunto de conocimientos que permiten fabricar objetos y modificar el medio ambiente, incluido plantas y animales, es para satisfacer las necesidades humanas, y eso implica el desarollar la aplicación de máquinas, técnicas, materiales, robots industriales, sistemas y procesos.
Hoy en dia, los seres humanos estamos rodeados por un montón de màquinas o robots, ya sea en el hogar, en el instituto, en la calle...
A partir de la Revolución industrial, dió respuesta a una necesidad social. La Ciencia del vapor, inició un avanzado diseño a nuevas máquinas industriales.
Gracias al estudio tecnológico, el robot es una consequencia lógica del proceso de automatización de la producción y que lo diferencia de las simples máquinas automáticas, con un simple cambio de programa y accesorios.
Un robot en la industria puede manejar herramientas y desplazarlas con unas extremidades articuladas, puede reconocer una pieza entre muchas, encontrar posibles defectos, percibir su entorno y responder de alguna forma. Los microprocesadores aparecen en casi cualquier dispositivo. Desde automóviles, a ordenadores, teléfonos, reproductores de música, juguetes...
Así, por ejemplo, hoy en dia de forma particular tenemos cualquier robot en nuestros hogares, en la cocina (tostador, microondas, batidora, placa inducción...)
Y por ello, en nuestras vidas se hace imprescindible la convivencia con cualquier robot, llegar a casa, abrir la televisión, el ordenador, ir por la calle hablando por teléfono móvil o escuchar música con un MP3.
La verdad es que creo que la generación de personas nacidas entre los años 1920 o 1930 hasta hoy, sí que han vivido un cambio realmente importante a lo largo de su vida, desde tener una simple radio, hasta hoy, y convivir rodeados de máquinas enchufadas a la electricidad.
¿Veremos nosotros en los próximos 60 años un cambio tan radical en el mundo de la tecnificación?

viernes, 15 de febrero de 2008

PAISAJE IDÍLICO

Un nuevo dia, , con un cielo azul, y a lo lejos, el espeso valle verde.
El sonido agradable de los pájaros, dónde forman un nido idílico.
Debajo, el Sr. Juan, un hombre solitario, pero que le gusta darle de comer a los pájaros.
Justo al lado, en un banco, está sentada la señora Margarita, ella es alta y muy limpia, y aunque también le gusta dar de comer a los pájaros, prefiere verles sentada en su acojedora butaca.