lunes, 22 de septiembre de 2008

Mi infancia

Según un desarollo psicobiológico, se considera infancia a todas aquellas criaturas humanas que no hayan alcanzado la pubertad.
En realidad, para los padres, y según ellos mismos relatan, los hijos, cuando nacemos somos lo más importante del mundo, y además, que ya es mucha casualidad, los más guapos.
Así que mi infancia empezó un 23 de agosto y que recuerdo con mucho amor, cariño, afectividad y sobre todo mucha felicidad.
De hecho, es una etapa de la vida en que todos los niños deberían ser felices, aunque por desgracia y debido a la cultura, la sociedad, la economía u otras causas que no entraré en detalles, no sea así.
Pero en fin, mi niñez fue siempre alegre, divertida. Recuerdo cuando en verano, cargábamos el coche y nos íbamos unos días de cámping, pero sobre todo también me gustaban las reuniones familiares navideñas, con sus sorpresas y regalos. Esos ratos en casa de mis abuelos paternos al lado de la chimenea y sus kilómetros de pan tostado con ajo y aceite.
¡Bufff! Qué tiempos.
Todas las noches, bueno, la mayoría, y supongo que era porqué ya deberían estar cansados de mi presencia, mi madre me leía un cuento si iba pronto a la cama. Esto se llama chantaje.
Hasta aquí todo iba muy bien, yo era la reina de mi propia casa, pero el 28 de diciembre de 1999, fuí destronada, vino al mundo mi hermano pequeño.
No entendía porqué teníamos que llevarlo a nuestra casa. ¿No podía quedarse en el hospital? ¿Qué hacia un niño pequeño, feo y llorón en la habitación de papá y mamá?
Tardé un tiempo en entenderlo, porque todas las atenciones sólo eran para ese bebé, que no dejaba dormir a mi madre por las noches.
Supongo que este sentimiento, es un sentimiento de la edad, humano, los celos.
Pero con el tiempo, aprendes y entiendes, las cosas que te suceden en tu niñez y das valor a todas y cada una de ellas.

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